Todo lo que los emprendedores quieren saber y nunca se atrevieron a preguntar

Originalmente publicada en Entrepreneur

“Cuando te dedicas a lo que te gusta y te apasiona, no necesitas un plan maestro para saber cómo van a salir las cosas”, dijo Mark Zuckerberg. A lo largo de mi carrera, leí y recibí miles de consejos para lograr el éxito de mi emprendimiento. La mayoría de ellos hacían hincapié en la pasión como el motor que lo mantiene todo andando, y en la capacidad de adaptar el plan sobre la marcha. Pero hay muchos otros consejos, y muy variados, porque emprender no es fácil y a veces se siente como pilotear un avión con los ojos vendados. Por eso no voy a dar consejos en esta nota, sino contar mi experiencia. 

Yo también creo que emprender se trata de encontrar una pasión y transformarla en una idea de impacto. En mi caso, el disparador fue crear una plataforma basada en la nube para multiplicar las oportunidades de trabajo flexible para millones de mujeres. Pero la historia de mi emprendimiento es, como tantas otras, un camino de esfuerzo, motivación y coraje permanentes que transito mejor cuando pienso en la regla de los tres resultados de mi negocio: #people, #profit y #planet (personas, ganancias y planeta). 

El 2020 fue un año muy particular para el emprendedurismo global. Aunque muchos negocios se vieron afectados por la pandemia, paradójicamente se registró un aumento de actividad. Es que los escenarios inciertos son un campo fértil para el riesgo, la puesta perfecta para lanzarse a la pasión de hacer que sobreviene cuando el mundo se detiene. En este contexto tan cambiante, conversé con March Violante, en Entrepreneur Masters, acerca de los desafíos de emprender.  

  1. Para emprender, hay que sobreponerse al miedo.

Lo primero es entender que lo que uno siempre soñó está mucho más allá de los miedos. Los miedos se superan soñando en grande, pensando que no hay nada que uno no pueda lograr si está determinado a hacerlo. Se superan cuando el emprendedor se convence de que la opinión más importante es la que él mismo tiene de su proyecto. Pero hacerles frente es importante. Como dice Philipp Berger en su libro, The Role of Fear for Entrepreneurial Venture Creation, en la base de los miedos del emprendedor está el temor al fracaso, que es muy común pero puede ser paralizante si no lo desglosamos y enfrentamos. 

  1. La marca personal es esencial para empujar el proyecto.

El punto de partida es encontrar la causa que hace latir tu corazón. Sobre eso, trabajar en la narrativa y en las plataformas en línea que vas a usar para amplificar tu mensaje. También me parece importante darse a conocer, porque compartir conocimiento ayuda a posicionarse como un referente en una especialidad: analizar en qué foros participar, a qué premios aplicar, a qué conversaciones asistir. Pero lo más importante es ofrecerle algo de valor a la audiencia. La marca personal se construye con un mensaje verdadero y a través de los canales correctos.. 

  1. Frente a los inversores, importa lo que crees que vales. 

Los emprendedores tenemos que hacer el trabajo de posicionar nuestra marca personal, que es lo más valioso que tenemos. Luego, construir relaciones con mentores o sponsors que puedan defenderla. Estoy convencida de que los negocios son un deporte de contacto, que crear relaciones y capital social es fundamental para el éxito de un negocio. A la hora de exponer su proyecto ante los inversores, el emprendedor tiene que presentarse como un ganador. La clave es entender cuál es su negocio y cómo articular su historia. Hay que mostrar liderazgo, comunicar bien que uno sabe lo que está haciendo y que va a trabajar muy duro hasta lograr lo que está presentando. Porque, al final del día, los emprendedores tienen una gran responsabilidad: con la sociedad primero, de crear compañías que resuelvan problemas importantes, pero también con sus inversores, de hacer realidad las promesas que hacen. En los negocios es esencial construir credibilidad.

  1. Antes de preguntar, es mejor leer. 

Padre rico, padre pobre, de Robert T. Kiyosaki y Sharon L. Lechterme, me impactó mucho porque me hizo cambiar la mirada. En este libro los autores cuentan que hubo un momento en el que trabajar como empleado era el plan A y emprender era el plan B, que se activaba cuando no había trabajo. Pero hoy se revirtieron las cosas: los millennials creen que trabajar de manera independiente es el plan A y la relación de dependencia, el plan B.

Blitzscaling, de Reid Hoffman, el fundador de LinkedIn, que es como un manual elemental de lo que hay que hacer cuando se quiere escalar rápido un proyecto. 

Thrive, de Arianna Huffington, me gustó mucho porque es un libro que redefine las métricas del éxito, que no tiene nada que ver con el dinero. Como ella, creo que el éxito es poder cambiar para mejor la vida de la gente, no el dinero. 

The Hard Things About Hard Things, de Ben Horowitz, es un libro tremendo y muy honesto sobre lo duro que es emprender, el trabajo que lleva. El autor cuenta que emprender es sobreponerse muchas, muchas veces. 

  1. Hay que adaptarse para sobrevivir. 

El mayor error que puede cometer un emprendedor es abandonar. La resiliencia es un elemento decisivo en el éxito de un emprendimiento. Cuando el emprendedor encuentra su proyecto y es capaz de defenderlo, todo lo que sigue es el arte de sostenerlo. Y esto va a implicar muchos cambios y adaptaciones en el camino, todo lo que se requiera para no dejarlo fracasar. Porque el camino del emprendedurismo es lidiar con escenarios económicos que cambian todo el tiempo, con accionistas que presionan y a su vez son presionados, y con clientes cautelosos. Un emprendedor debe ser, sobre todo, flexible y creativo. Debe aprender a desarrollar formas de presentar su proyecto y adaptarlo a las necesidades del mercado. 

  1. El emprendedorismo en el panorama COVID. 

“A río revuelto, ganancia de pescadores”, reza el dicho. Creo que el panorama post-pandemia deja al descubierto la oportunidad que contiene toda crisis. La pandemia aceleró un proceso de transformación digital que ya venía dándose hace un tiempo. Gracias a la uberización de la economía, al hecho de que hoy acceder sea más importante que ser dueño, podemos construir empresas más económicas. Hoy, con poco dinero podemos montar una empresa en Google Cloud o en Amazon, podemos contratar talento de forma remota con modelos flexibles y probar, podemos usar infraestructura a corto plazo, tampoco necesitamos oficinas… En fin, el panorama actual favorece mucho a los emprendedores, lo hace todo más fácil. Además, la pandemia abrió los mercados, porque la tecnología permite construir compañías exponenciales, más ágiles y más inclusivas. Gracias a Internet, el mercado es el mundo, ya no existen barreras geográficas ni de ningún otro tipo. 

Cuando dejé la carrera corporativa para ir tras mi sueño de emprender, un hombre con quien yo trabajaba y que fue muy importante para mí me hizo una pregunta, pero me pidió que no le contestara de inmediato sino cuando hubiera pasado algo de tiempo: Después de lograr lo que te propongas, ¿te vas a considerar exitosa? No supe qué contestarle. Él me ayudó: Me gustaría escucharte responder que te consideras exitosa porque eres feliz. Me convertí en emprendedora porque estaba buscando un sueño.